Si nos fijamos en las recomendaciones de inversión más o menos generalizadas en los últimos meses por una buena parte de los brokers que operan en nuestro país, podremos encontrar como un punto de encuentro bastante generalizado la coincidencia sobre el relativo mal momento para la inversión en emergentes que estamos atravesando.
Y no nos referimos exclusivamente a lo que está ocurriendo en el ámbito de las antiguas repúblicas soviéticas, sino a una suma de cuestiones ocurridas en los últimos meses y que ha derivado en una especie de sensación generalizada contraria a la inversión en emergentes; y sin embargo como de costumbre ocurre esto es discutible y sobre todo matizable.
Hay hechos que son innegables y que obviamente marcan un movimiento del dinero en busca de activos de alta calidad abandonando otras posiciones, movimientos como las propias tensiones financieras en China o la devaluación del peso argentino o el aumento de los tipos oficiales en determinados países.
Sin embargo si tomamos como ejemplo la devaluación de la moneda argentina o la evolución de los tipos en Turquía veremos cómo realmente no estamos ante cuestiones que no figurarán como posibles en la previsión de la evolución en emergentes; en definitiva no estamos ante grandes sorpresas que no pudieran de algún modo haberse previsto.
Viene esto a cuento de que con la inversión en emergentes se tiende a cometer el error de bulto de considerar a todo el grupo de emergentes bajo los mismos parámetros y sobre todo a analizar su evolución en esos parámetros, algo que obviamente no se corresponde con la realidad.
¿Hay una crisis en mercados emergentes? Se puede considerar que si, sin embargo dentro de las inversiones en los citados mercados emergentes existen muchas de ellas que poco o nada tienen que ver con el panorama alarmista que muchos medios dibujan.
Si echamos un ojo a las recientes declaraciones de algunos de los grandes gestores de inversiones en emergentes, y créannos en las últimas semanas hay muchas, veremos cómo en general buena parte de ellos hacen incidencia en el hecho de la diferenciación de los destinos de inversión por países, diferenciando en varios grupos a dichos países entre los que distinguíamos dos grandes tendencias, por un lado aquellos países que presentan problemas del déficit externo entre los que se pueden encontrar Turquía, Brasil o India, y, por otro lado, aquellos países en los que los movimientos políticos o sociales devienen en dudas en el mercado independientemente de su potencial y riqueza, en este grupo obviamente podemos incluir a la, desafortunadamente, de actualidad Ucrania o Argentina y Venezuela. Lógicamente la posición inversora ante ambos grupos es muy diferente, y, volviendo por ejemplo el caso de Argentina, sigue apareciendo como un lugar atractivo para la inversión en determinados ámbitos.
En definitiva, crisis hay, precauciones se debe tomar, pero al menos de momento no estamos aún en ese panorama tan turbio y definitivo como en ciertos ámbitos se presenta.