Hay muchas veces que hacemos determinadas cosas porque son las que siempre se hacen. Es decir, guardamos nuestro dinero en el banco, porque así lo hace todo el mundo y son los lugares para ello, pagamos las facturas a fin de mes, no pagamos con tarjeta cantidades pequeñas y algunas cosas que aunque parezcan tonterías las hacemos simplemente por reglas sociales.
La mayoría de las personas tienen ideas sobre qué y cómo se debe hacer , y además insisten en que los demás las apliquen. Uno de los sectores donde más ocurre esto es el de las finanzas. A menudo escuchamos que no podemos hacer abrir un plan de pensiones si tenemos deudas, que no podemos pedir una hipoteca pequeña o que tenemos que empezar un plan de pensiones a los 20 años. Lógicamente , todo esto no es obligatorio, aunque muchos los piensen, y es más, hay veces que debemos saltárnoslo.
1. Estar libre de deudas para comenzar a ahorrar para la jubilación
Aunque es una regla más bien obvia, no hay que seguirla al pie de la letra, a veces se puede (y debe) romper. Las finanzas son algo complejo, muy diferente entre unos y otros. La planificación financiera implica un equilibrio, y nos puede compensar ahorrar y pagar esas deudas más adelante, o más lentamente. Por ejemplo si tienen un interés muy bajo. A veces es preferible ir ahorrando para la jubilación, por ejemplo con un plan de pensiones que además nos beneficie fiscalmente. Por otro lado, si esperamos a pagar esa deuda, es posible que nuestro tiempo de ahorro sea muy poco, y no nos compense. Lo mismo ocurre con pagar la hipoteca antes de empezar a planificar la jubilación.
2. No pedir dinero prestado para invertir
Esto es lo que comúnmente denominamos apalancamiento. En general implica riesgo, ya que se puede perder mucho o ganar mucho. Sin embargo todos sabemos que algunas inversiones nos permiten deducir impuestos e incluso ganar con los intereses generados. Para ello hay que tener una buena planificación y conocer con exactitud las características del préstamo y de la inversión, además de simular la peor situación posible, para estar prevenidos.
3. Guardar el 10% de sus ingresos
Esta es una regla un tanto absurda, ya que el 10% puede o no puede ser suficiente para alcanzar las metas de ahorro. Hay que centrarse en la cantidad de dinero que se necesita y a partir de ahí pensar en l,o que tenemos que guardar. Puede ser más o menos, eso depende de cada uno.
4. Ir a la universidad para conseguir un buen trabajo
A menos que usted que busque un trabajo que requiera específicamente un título universitario, se podría ahorrar el gasto en favor de algo más práctico y menos costoso, como escuelas de comercio o formas alternativas de educación. No todos los buenos trabajos necesitan de educación universitaria.
5. No utilizar tarjetas de crédito
El uso de tarjetas de crédito de manera responsable puede ser beneficioso, por ejemplo con los puntos y descuentos acumulados. O con el control de gasto si es una tarjeta de débito.
6. Obtener la hipoteca más grande que se pueda
A veces, a la hora de contratar una hipoteca, los bancos intentan que la cantidad prestada sea mayor, pero hay que tener cuidado. El banco solo tiene en cuenta nuestros ingresos y deudas, por lo que los gastos a final de mes que vienen de la propiedad no se incluyen. Solo nosotros sabemos lo que tenemos que pagar, y qué es lo que podemos pagar de hipoteca.